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SPARTATHLON 2018 – KARINA MOLINAS

Karina Molinas se presentaba en la línea de partida del Spartathlon buscando convertirse en la primera atleta de Paraguay en lograr completar el mítico Spartathlon. Por esas cosas del destino le ha tocado vivir una de las peores ediciones de la historia, sino la peor. Lluvias durante, prácticamente, toda la carrera, tormentas terribles y vientos huracanados. Una estampa apocalíptica que solamente los más fuertes, de cuerpo y mente, pudieron vencer. 

 

Aquí su historia:

 

EL SPARTATHLON NO SE CORRE…SE VIVE

 

Mi historia en el Spartathlon comienza a escribirse en el 2014, en la 1° edición del “Ultramaraton en pista de 12hr Desafío Powerade” que se realizó en Asunción (Par). Estaba participando en un equipo de 4 corredores y en una de las vueltas nos saludamos con Fabián Duarte (finisher del Spartathlon), que vive en la ciudad Formosa, Argentina. Fue admirable verlo correr, ya que para mí el mundo del ultra era algo desconocido. En el año 2015 tuve la oportunidad de ir a su ciudad, Formosa, a una competencia de 10km. Después de terminarla Fabián nos invitó a su casa a tomar café, allí nos mostró todos sus logros en la disciplina del ultramaratón y también nos contó de su hazaña del 2013 en el Spartathlon. Fue ahí mismo, en su casa, que nos convenció a mí y a mi pareja, Diego Piris, de que Paraguay tenga sus primeros registros en el ultramaratón. Nos dijo, también, que él podría aportar su experiencia para ayudarnos.

Empezamos a entrenar sobre la base que ya tenía (mis primeras experiencias en el ultratrail) En el año 2017 fuimos en busca de las marcas mínimas para entrar en el listado de selectos ultras del mundo a desafiar el Sparta. Todo se dio en mi primera experiencia en carreras de ultramaratón. Logré la marca de 172kms en el Ultramaratón de 24hs de la ciudad de San Pedro, Argentina y también conseguí una marca de 266km en el Ultramaratón de 48hs de Passa Quatro, Minas Gerais en Brasil. Con esos dos registros el sueño comenzaba a hacerse realidad.

En marzo del 2018 se confirmaba mi participación como primera y única representante del Paraguay, si bien en enero 2018 ya habíamos comenzado el duro entrenamiento, con esta confirmación ya seguimos intensificandolo.

El mes de Setiembre del 2018 es para mí, el mejor mes del año, ya que en ese mismo mes del año 2004 me convertía en mamá  de Ximena, por lo que ahora, Septiembre, tendría aún más significado. Partimos en medio de muchas emociones rumbo a Grecia, llevaba conmigo el sueño de todo corredor amateur, de mi familia, de mis amigos  y sobre todo del OKARUNTEAM que desde que hablamos de esta hazaña nos apoyaron incondicionalmente. Gracias a Dios tuve la posibilidad de llevar como soportes a Fabián y a Diego, los días previos fueron emocionantes, ver llegar a los atletas de todo el mundo, compartir con ellos la ansiedad, con los mexicanos, brasileños y los argentinos, era una fiesta única del mundo del ultramaratón.

La noche de antes me fue muy difícil conciliar el sueño, a las 4:30am sonó el despertador, lo primero que hice fue correr la cortina de la habitación y para mayor ansiedad estaba lloviendo. Llame a mi mamá para despedirme, me preparé y mi corazón se aceleró aún más en el bus rumbo al Acrópolis, donde se iniciaría el viaje sin destino. Fue ahí donde tuve mi mayor conexión con Dios, durante todo el viaje le cantaba canciones para alabarle y entregarle todo.

Los primeros kilómetros me costó concentrarme, en cada CP seguía las instrucciones de carrera de Fabián en cuanto al ritmo y Diego que me iba cantando los tiempos entre cada avituallamiento, atendiendo siempre los tiempos de corte. Fue así que al llegar al maratón pregunté mi tiempo y con lo que Diego me indicó, pude darme cuenta de que iba conforme al plan de carrera. Ahí encontré mi calma y comenzó mi carrera. Todo iba perfecto, físico-cabeza-corazón iban respondiendo hasta el punto de tener 40 minutos de ventaja con relación a los cortes. Pero en estas competencias no siempre es sostenible esos buenos momentos sobre todo en esta edición (con lluvia y tormentas desde el inicio) ya que eran obligatorias las paradas en algunos CP para cambiar la ropa mojada y evitar así la hipotermia. Toda mi ventaja se fue cayendo al punto de que llegue a la base de la montaña tan solo tres minutos antes del cierre. La subida de caracol antes de la base de la montaña había fulminado mi ventaja, ya que la lluvia era cada vez más fuerte y se me hacía muy difícil avanzar.

 Ya en la montaña no tenía grandes planes de carrera, sabía que no  tenía margen, debería subir lo más rápido que pudiera, ese fue mi primer momento de desesperación. No se podía ver absolutamente nada, todo era neblina, lluvia y vientos fuertes, pero más grande fue mi sorpresa cuando llegué a la cima de la montaña; miré mi reloj y vi que había llegado con quince minutos antes del cierre. Eso fue algo increíble para mí, a partir de ahí sólo quería encontrarme con Fabián y Diego para decirles que había logrado sobrepasar ese momento.

El segundo momento de angustia y desesperación se fue dando pasando las veinticuatro horas de competencia, donde además del cansancio, el sueño y las descompensaciones estomacales, se sumó el tifón Zorfa, con vientos que superaban los 100km/h lo que me dificultaba avanzar o simplemente caminar. La peor parte fue en el CP 69 donde ví a Diego gritarme que “acelere” porque faltaban tres minutos para el cierre. A partir de ahí fue todo una supervivencia, mi cabeza se iba rindiendo, ya iba planeando el fracaso de no lograrlo, preguntando a Dios “porque me trajiste tan lejos para fracasar, decime cuál es tu plan perfecto?” pensaba en mi familia, en mis amigos, en mi país no quería fallarles.

En ese momento de mayor bajón, escucho que Diego me grita desde el auto “Reza Kari, reza” (dentro de nuestra planificación, habíamos incluido las oraciones para estos momentos de bajón) En este tipo de competencias es impredecible saber cómo el cuerpo va ir reaccionando a las horas, pero milagrosamente mi cuerpo seguía avanzando y encontré a un compañero que se unió a la lucha, el francés William Guillot. No teníamos el mismo idioma pero si el mismo sentir, llegar a los pies de Leónidas! Ya entrando en Sparta la crisis mental había pasado y tan solo faltaban aproximadamente veinte kilómetros. Fabián me había indicado que lo peor ya había pasado y que a partir de ahí era todo bajadas, mientras Diego me decía: “la única medalla que te falta es esta y ya la tenés cerca”.

A partir de ahí comencé a correr por mi vida, increíblemente mi cuerpo estaba entero, salvo las molestias del cansancio. Me sentía entera y con todo el corazón encendido, quería darle la alegría a mi país Paraguay  y la posibilidad de que también pueda estar entre los grandes guerreros de Leónidas.

Fue así que en medio de tanto sacrificio, sufrimiento, desesperación y alegrías iba visualizando la estatua de Leónidas y sobre todo la bandera de mí quiero Paraguay.

Llegué, besé sus pies y celebré ese momento de gloria con MI GRAN EQUIPO DE TRABAJO: Fabián, Diego y todos los que oraron por mí. También celebré, que a pesar de todo, nunca me rendí.

Hoy puedo decir que toda mi vida cambió en dos años, que correr ultramaratones transformó mi vida. No sólo sumando kilómetros, sino en la forma de encarar la vida ante una situación difícil. El Spartathlon me hizo revivir y sólo tengo palabras de agradecimiento, primero a Dios porque para mí todas las competencias del ultramaratón son un encuentro con él. A Fabián Duarte por haberme elegido, no siendo su compatriota, por haberme preparado no sólo físicamente sino espiritualmente. A Diego Piris que me acompaño en todo el tiempo de preparación, a mi familia, a mi hija, a mi equipo OKARUNTEAM, a todos los corredores y amigos que creyeron en mi sueño difícil. A los ultras y amigos argentinos que me apoyaron con sus experiencias, a los ultras mexicanos con quienes compartimos los mejores momentos. A las empresas privadas y al Presidente Mario Abdo junto con su señora la Primera Dama Silvana Abdo que me ayudaron a costear gran parte del viaje a Grecia, sumándose así al proyecto.

Por último decirles que no puedo dejar de pensar que volveré a estar en la línea de largada del viaje sin destino, esperando que Leónidas no sea tan exigente como en esta 36° edición.

Gracias!!!

SPARTATHLETA GUARANI.

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