Pablo Barnes es un atleta argentino que desde hace años vive en Italia, país en el cual ha conseguido grandes resultados en las carreras de Ultra-trail. En 2007 ganó, junto con el gran Marco Olmo, la primera edición de la Ultra Trail La Via Marenca (90.2km). Al año siguiente y en menos de un mes, ganó tres Ultra-trails: Le Porte di Pietra 72 km Trail, Gran Trail del Monte Beigua y el Gran Trail Rensen. Pero este gran corredor también es excelente en carreras de asfalto y en llano, como lo demostró en 2010 donde corrió 225.622 km en 24hs, ganando así la ultramaraton de 24hs de la ciudad de Buenos Aires. En 2012 ganó la mítica Grand Raid Cro-Magnon en 14:13:52hs, mejor marca de la historia en su versión de 112.5km, también la ganó en 2014, esta vez en su versión de 130km y una vez más con la mejor marca de la historia en esa distancia. En menos de un mes estaba de nuevo en la linea de partida, esta vez para correr el Marathon Trail Lago di Como (115km), lo ganó realizando el récord del circuito. A principios de ese mismo año (2014) obtuvo el récord argentino de 12hs con 133.280km en las 12hs Internacionales de San Pedro.
Llegó el 2015 y este gran atleta decidió que era hora de tachar de su lista de carreras pendientes el mítico Spartathlon griego.
Aquí su historia:
Por: Pablo Barnes
Haciendo memoria en el 2009 contacte a los organizadores de la Spartathlon pero era tarde y me dijeron que pruebe el próximo año, desde ese entonces nunca más me sentí seducido por esta carrera y pasaron los años, las carreras hasta que en una conversación de alguien en Facebook me nombraron diciendo que era una carrera que me faltaba, basto una pequeña averiguación y viendo que ahora se podía hacer todo fácilmente por internet, me anote…
Hacía años que me dedicaba principalmente a las carreras de Trail pero cada tanto corría alguna carrera en calle, este año estuvo lleno de carreras, desde el mundial de 24 horas en Torino, el mundial de trail, el UTMB y otras carreras más cortas, seguramente la spartathlon sería muy difícil no solo por las características propias de esta carrera sino también por el cansancio orgánico y mental después de tantas competencias.
Atenas el día antes de la largada: llegamos con mi mujer bastante tarde porque antes no podíamos llegar por cuestiones laborales, estábamos alojados en el hotel con los italianos, el resto de los argentinos estaban a 200mts en otro hotel. Camino al hotel siento hablar en castellano típico de argentina a una pareja y los saludo, era Tabbita y su mujer que volvían a intentar terminar la carrera tras el intento del año anterior. Nos saludamos, le pregunto como esta y me dice que bien, me «reto» por no estar con los argentinos en el hotel, nos deseamos suerte y nos saludamos. Después de acomodarnos en el hotel fui a la charla técnica, busqué a mis connacionales, a algunos los conocía ya personalmente y a otros no, pero se reconocían fácilmente porque tomaban mate, los saludé y note una recepción bastante fría por lo que me fui un poco más atrás con mis amigos italianos a escuchar la charla técnica. A dar la charla era el organizador, un verdadero genio que supo crear una obra de arte de la ultra maratón. Con la información necesaria nos fuimos a comer y descansar, mañana nos espera un viaje mítico de 246km.
El despertador suena a las 4:50am ya tenía todo preparado, bajamos a desayunar y luego subimos al micro que en media hora más o menos nos llevaría a la Acrópolis. Era todavía de noche, los atletas llegaban casi simultáneamente y juntos subíamos los escalones que nos llevaban a una iluminada y mágica Acrópolis. El clima estaba muy bueno pero sabía que nos esperaría un día de mucho calor. Los minutos previos a la largada son increíbles, están los que rezan, los que estiran, los que se sacan fotos, los que se besan con sus seres queridos y los que están casi congelados por los nervios. Se escucha 5 minutes, 5 minutes, 1 minuto y luego la cuenta regresiva 10, 9,8,7,6,5,4,3,2,1 disparo!!!!
Yo no tenía un plan de carrera, no quería salir ni muy lento ni tampoco largar rápido para sufrir en pocos km. El primer km es en bajada y después se entra en los 40km manos lindos de la carrera para salir de la ciudad. Mi paso es tranquilo y trató de encontrar un grupo que más o menos vaya a mi velocidad crucero, por lo menos en los primeros km. Luego de pocos minutos tengo que parar unos segundos para hacer pis y quedo un poco más atrás y con calma empiezo a superar corredores que largaron tranquilos hasta ver el grupo de Argentinos, un poco más adelante a mi mujer Virginia y pocos metros más adelante a Fernando Petracci, sabía que si iba a su paso estaba seguro porque él es uno de los corredor más precisos y planificadores de argentina y por eso es el récord de 24 horas, pero pocos minutos después veo que el también tiene que parar por necesidades fisiológicas y decido ir solo a sensación, Virginia que estaba cerca me dice: » que haces acá?» nos habíamos dicho que pase lo que pase no vayamos juntos porque cuando la cosa se pone dura nos convencemos entre nosotros y nos vamos a casa, la saludo y le digo voy, que salga lo que salga. Encuentro a mi amigo italiano Stefano Montagner y decido hacer unos km con él, vamos bien, hablamos un poco y luego de una subida vemos el mar, acá empieza una de las partes más lindas de la carrera, muchas curvas, muchas subidas y bajadas cortas que se parecen mucho al lugar donde vivo, noto con sorpresa que en este terreno voy bastante bien y mis compañeros en ese momento sufren un poco, así que saludo a Stefano y sigo a mi ritmo solo. Los primeros 60km son muy rápidos y todos parecen fuertes y con muchas ganas, el calor y la humedad empiezan a hacer las cosas difíciles y en los check points ofrecen hielo para bajarse la temperatura, generalmente no tengo problemas con el calor pero no quería arriesgarme, así que en cada punto que podía me ponía hielo en la gorra. A los 78 km se llega a uno de los puntos más sugestivos de la carrera, el canal de Corintos, un pasaje entre dos mares creado completamente por el hombre. Hasta el km 100 el ritmo es muy elevado porque el tiempo límite es verdaderamente muy poco, se tienen que hacer 80 km en 9horas o quedas afuera. Muchos dividen la carrera en 100km rápido y después visto que el tiempo a disposición aumenta, caminar un poco y reponerse.
Mis 100km los hice en 9:40 aproximadamente pero todavía estaba bastante bien como para hacer una pausa y además justo en ese punto encuentro a Andrei Nanna así que decido seguir un poco con él, juntos alcanzamos a Federico Borlenghi que probó a correr con los mejores pero un dolor a la espalda lo dejó afuera de la carrera pocos km después. Al km 120 comienzo a sufrir un poco y no puedo mantener el ritmo de Andrei y lo dejo ir tratando de recuperarme, acá empiezo a sentir el día duro que pasó.
Después de un periodo de crisis mis piernas volvieron a funcionar bien y me encontré a correr con Natasa Robnik, tenía un ritmo muy regular que yo podía seguir sin mayores problemas, puedo decir que me sirvió de pacer por unas cuantas horas durante la noche, pero casi sin esperármelo no pude tomar más agua ni comer, sabiendo que tenía algo porque si no, no llegaría lejos, probé una bebida energética en uno de los check points pero me descompuso y tuve que parar para vomitar, esa sería la última vez que vería a Natasa en la carrera. La noche fue muy dura, sufrí bastante y el momento más difícil fue cuando en el medio de la noche, en una calle de asfalto piso una piedra y mi tobillo esguinzado cede y me hace caer, fueron unos segundos en el piso donde pensé que no podía ser, que tal vez no podría lograr el objetivo, pero una fuerza interior me dijo que me levantara. Camine unos metros con mucho dolor y probé a correr despacito, caminé mucho hasta el checo point siguiente, estaba muy cansado, me tire unos 15 minutos y como si nada, sin pensar mucho, me paré y seguí mi camino, mi sensación era de ir muy lento, demasiado, pero si bien había gente que me pasaba, eran muy pocos y a su vez había algunos a los que yo pasaba en los check points porque estaban destruidos.
Una vez más en el medio de la noche me volvió la energía y empecé a correr a buen ritmo, ya hacía frío y empezaba a llover. Fue en ese momento donde me encontré con el Japonés Kiso Tetsuo (5 veces finisher y una vez 2°) con el corrimos muy bien, hablando por unas cuantas horas hasta el km 210, en el que aceleró un poco y no lo pude seguir más. Ya se estaba haciendo de día y me venía la sensación de que lo peor había pasado, pero los últimos km fueron muy difíciles por la niebla y el viento. A 20km más o menos de la llegada veo que estoy alcanzando a un corredor con la remera brasilera, era el grande Marco Farinazzo que no la estaba pasando muy bien pero igual mostró su gran clase al esforzarse para no bajar el ritmo. Los últimos 10km son una larga bajada y 4 km llanos hasta la llegada, el cansancio era mucho, mi ritmo era bueno, me ayudo un poco ser superado por Bob Hearn faltando 6km para no bajar el ritmo.
Los últimos km pasaron relativamente rápido, la gente saludaba y los coches sonaban las bocinas, una nena con su mamá que estaban mirando la carrera me dieron un ramo de olivo y me dijeron «for good luck» ya estaba, después de un puente se ve una rotonda con el ultimo check point, faltan solo 2,8km, acá se entra un poco más en la pequeña ciudad de Esparta, a mi izquierda se me pega un chico en bicicleta de unos 13 años y a mi derecha uno más chico que corría a mi ritmo. Los saludo, me saludan, la situación era rara, faltaban más de 10 minutos para llegar y yo no quería que se aburran o se vayan así que trataba de hablarles, el de la bici hablaba un poco de inglés y me contestaba, el más chiquito que corría no podía más pobrecito pero se la aguantó hasta el final. Los últimos 300 metros justifican todo el esfuerzo, la gente te aplaude, gritan, festejan por cada uno de los que llegan, se corre por un corredor de gente hasta que 20 metros antes de la Estatua de Leonidas, los encargados de la seguridad te dejan pasar solo a vos y ahí… Magia pura al 100%, los dioses griegos por un minuto te miran solo a vos y te sentís invencible. Yo me deje llevar por la emoción e hice lo que me vino al momento, subí los 5 escalones de un solo salto, y me trepe a la estatua como queriendo abrazarla. Después de eso me calme un poco, bajé e hice el ritual del beso y tomé el agua sagrada, el organizador me saludo y me trasladaron a las camillas donde te lavan los pies y te hacen sentir como un verdadero héroe.
Y fue así como me recibí de Spartathleta!
fotos: sparta photography club/galería oficial del spartathlon.
*Pequeño asterisco de espiritulibre en donde no queremos dejar pasar el hecho de que Pablo haya corrido, 29 días antes del Spartathlon, uno de los Ultra-trials más duros del mundo, el UTMB – Ultra Trail du Mont-Blanc, (170km con más de 10.000m de desnivel), tardó algo más de 37 horas en completarlo, se fue a su casa con un tobillo inflamado y a los 29 días estaba en la linea de partida del Spartathlon……lo completo dentro del TOP 30.
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