“Si hay luz en tu corazón, encontraras el camino a casa” – Rumi Aceptar mi propia mísera mientras estaba tirado junto a una pila de chatarra sucia y abandonada junto al rio fue una de las cosas más difíciles a las que tuvo que enfrentarse mi mente. “Que mierda había sucedido?!”, me preguntaba a mí mismo mientras intentaba volver de la muerte sin éxito aparente, abrazado a mi pila de chatarra. Me sentía como Steve Martin en the Jerk – No necesitaba nada, solo mi nueva y querida pila de suciedad y no iba a separarme de su confiable comodidad. Todavía no estoy seguro de cómo me puse de pie, supongo que mi esposa me insistió, comencé a moverme y vomite….mucho! Eso me permitió que pudiera respirar mejor y de alguna manera aliviar el dolor que sentía en el pecho. Me sentía como si alguien me hubiese clavado su codo en el esternón, no dejando que el aire llegue a mi cerebro donde todo ya se veía nublado y surrealista. Vomitar me ayudó mucho, repetí esta acción algunas veces más subiendo a Engineer Pass a 13.000ft, esta rutina de vomitar